El 1 de noviembre de
1567 el Papa Pío V publicó la bula De Salute Gregis, prohibiendo las corridas de toros en toda la Cristiandad bajo pena de excomunión a todos los que permitiesen, interviniesen activamente o asistiesen a ellas, y privando de sepultura eclesiástica a los que en ellas muriesen. El Pontífice calificaba a los espectáculos taurinos de obra "no de hombres, sino del demonio".
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