El 30 de enero de 1766 se inaugura la plaza de toros de Acho (Hacho) de Lima (Perú).
Ya en el siglo XVI, en tiempos del Virreinato, existía una gran afición a los espectáculos taurinos importados desde España. El 29 de marzo de 1540, lunes segundo día de Pascua de Resurrección, en la Plaza Mayor de Lima, hoy llamada de Armas, se corrieron tres toros de la ganadería cunera de “Maranga”. En dicho festejo el Virrey D. Francisco Pizarro, ya con una edad avanzada, sobre su montura alanceo y mató el segundo toro. Diecinueve años más tarde de la gesta del Marqués y asentada definitivamente la fiesta de los toros en Lima, el Ayuntamiento de la ciudad y con el visto bueno de la autoridad eclesiástica, decretó que todos los años debía celebrarse “la fiesta de toros”, en días especialmente señalados, para realzar las fiestas religiosas. Fueron cuatro fechas significativas: Epifanía o Pascua de Reyes, San Juan, Santiago y finalmente el día de la Asunción. Además de estas ocasiones, se autorizaba para que se corrieran toros en otras puntuales, como la jura de un Rey, el nacimiento de un Príncipe, enlaces de la realeza, o la entrada en la capital de un nuevo Virrey o de un Arzobispo.
Con el tiempo estos festejos fueron creciendo en número y se celebraban toros ya no sólo en la Plaza Mayor, sino también en otros lugares como la Plaza de la Inquisición, la de Santa Ana y otras, que se cerraban al efecto. Esto hizo que los limeños fuesen pensando en un sitio estable y el primer emplazamiento dedicado exclusivamente para correr y alancear toros se situó en el llamado de Otero, muy cercano a los terrenos que hoy ocupa la plaza de Acho (o Hacho, que es como se llamaba en un principio). Los espectáculos taurinos ya se habían incrementado sobre manera, llevándose a cabo los domingos y días feriados. Por prohibición expresa de la Iglesia, los festejos pasaron al lunes, para que los habitantes de Lima no dejaran de asistir a la misa dominical que era obligatoria.
A mediados del siglo XVIII, con el apoyo de don Manuel Amat y Juniet, (de origen catalán por cierto), Virrey del Perú, y la iniciativa del terrateniente don Agustín de Landaburo, alcalde de la ciudad, se inicia la construcción de la plaza de toros de Acho, convirtiéndose en la más antigua de América y ocupando el tercer lugar tras la Maestranza de Sevilla y el coso de Pignatelli de Zaragoza. La inauguración de Acho fue un gran acontecimiento social y cultural para Lima, al que asistieron don Agustín y don Manuel. En el cartel inaugural se anunciaba toros de la ganadería de Gómez Cañete, propiedad del ya mencionado Sr. Landaburo, con divisa caña y rosa. El primer toro según cuentan los papeles llevaba por nombre “Albañil Blanco”; para los espadas: Pis, Maestro de España y Gallipavo.
Este primer coso, con un ruedo de 90 metros de diámetro, tenía una capacidad para algo más de 6.000 espectadores. En 1945, bajo la dirección de don Fernando Graña, se redujo el anillo a 60 metros y la capacidad aument hasta 14,000 localidades. Se inauguró el 7 de enero de 1945 con los toreros españoles Rafael Ponce Rafaelillo, Juan Belmonte Campoy y el torero peruano Adolfo Rojas El Nene que tomó la alternativa; se lidiaron seis toros de La Viña, de propiedad de don Víctor Montero, con divisa celeste y blanca. Manolete se presentó en Acho el 10 de marzo de 1946, con Belmonte Campoy y Carlos Arruza, ante toros de La Viña. El 12 de octubre de 1946 se inaugura la Feria de Octubre, denominada al año siguiente Feria del Señor de los Milagros en homenaje al Patrón de la ciudad; actúan Manuel Rodríguez Manolete, el mejicano Luis Procuna y el peruano Alejandro Montani, ante un lote mexicano de La Punta; Luis Procuna se alzó con el triunfo al cortar dos orejas. Por Acho han pasado las máximas figuras del torero.
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