Buscando la reunión
solos el toro y José
el toro que ve y no ve
y José que, distanciado
después del pase ayudado
queda de espaldas y en pie.
Galanura. Confianza.
¡No te fíes Joselito!
Toda la plaza es un grito
¡Ay, Virgen de la Esperanza!
Y cuando el toro le alcanza
-vulgar, burriciego y loco-
tiempo y distancia son poco
para evitar la tragedia
que si Dios no lo remedia
Ignacio, al quite tampoco.
Y ya, mayo, se ha quedado
sin su semilla mejor
que en Castilla, Bailaor
con sus astas afiladas
al mejor de los espadas
le ha roto la vida en flor.
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