El milagro del toro de Plasencia es el motivo de la ilustración correspondiente a la Cantiga de Santa María CXLIV, de Alfonso X el Sabio, fechada en 1280. El texto se encuentra en el incunable del Monasterio de el Escorial.
Esta cantiga se titula "Como Santa María guardou de morte un ome bôo en Prazença dun touro que vera polo matar", que quiere decir “Cómo Santa María salvó de la muerte a un hombre bueno de Plasencia de un toro que venía a matarlo”.
En su comienzo dice: “Y de esto un gran milagro hubo de mostrar Santa María, la Virgen sin par, en Plasencia, según he oído contar a hombres buenos y de creer”.
Continúa: “Por donde un caballero se casó bien de la villa, y mandó traer toros para sus bodas, y apartó uno, el más bravo de ellos, que mandó correr”.
El toro se corrió “en una plaza grande que hay allí delante de la casa del hombre bueno del que os he hablado…”.
En pleno festejo tuvo que atravesar el coso un buen hombre, que había sido llamado por un amigo suyo, clérigo y de nombre Mateo. El toro, al verlo, se fue hacía él “para meterle los cuernos por las costillas”.
Milagrosamente no sucedió así, porque el clérigo lo vio desde su ventana y pidió vehementemente auxilio a Nuestra Señora, quien se lo prestó de inmediato, haciendo que el toro cayera fulminado. Fue tan providente el auxilio que el hombre tuvo tiempo de acogerse al portal de su amigo, sano y salvo.
Y aquel toro, tocado por la providencia, perdió su nativa fiereza y no volvió a embestir..
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