El 13 de diciembre de
1959 en una corrida de toros celebrada en Monterrey (México) se anuncia que los caballos saldrán a la plaza sin la protección de los petos, lo cual, a partir del segundo toro, no agradó al público, que no soportó el espectáculo de ver los caballos heridos. Los astados eran de la ganadería de Santacecilia y los matadores Joselito Huerta, Antonio del Olivar y Ramón Tirado.
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