
El 16 de agosto de 1720 llegó a Gibraltar y se enteró de que en San Roque ese día habría una novillada bajo la dirección del rondeño Francisco Romero, a quien pide le deje matar un toro, haciéndolo de manera ejemplar, tras trastearlo con “figurada muleta que improvisa con un capote y un palo de una tercia de largo”; ello sirve de inspiración a Francisco Romero para inventar la muleta. Después se presenta en Algeciras con igual triunfo y le siguen las dos tardes siguientes. La novedad se extiende como chispa por toda España.

A poco volvió a desaparecer de Sevilla. Falleció en la Inquisición de Córdoba.
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