Los animales no tienen derechos en el sentido estricto de la palabra, pues tampoco tienen deberes.
El derecho es una cosa que los seres humanos nos concedemos. Entendemos que uno tiene un deber y por lo tanto otro tiene un derecho correlativo de exigirlo.
Un animal vive fuera del reino de las leyes. Uno puede concederle derechos. Por ejemplo, una vaca que vive en mi finca tiene derecho a estar allí porque es parte de mi derecho a tener vacas, pero la vaca no tiene en sí misma derecho. Cuando se destroza una selva, el hecho es motivo de sanción porque viola mi derecho y el de mis hijos al oxígeno y a la belleza, pero no porque los árboles tengan derechos.
Los animales son seres vivos con los que podemos tener una relación afectiva, aunque ellos no nos reconozcan afectivamente como nosotros a ellos. Un perro sabe quién es su dueño porque le da comida, pero un perro no ama a nadie. Se crea una sensibilidad que no es otra cosa que el deber de tratarlos para lo que sirven. Si uno lidiara una oveja, pues ello estaría mal, las ovejas no están hechas para eso. Tratar a un animal de una forma indebida es una indelicadeza.
No olvidemos que hay personas muy malas que han tenido muy buenos sentimientos por los animales. Las dos primeras leyes de protección a la Naturaleza que incluían el derecho de los animales las hizo Hitler en Alemania. Fueron las primeras leyes ecológicas en Europa, y él mismo tenía su perro al que cuidaba y quería.
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