Me pregunta un amigo que por dónde vuelven los alguacilillos a caballo tras saludar al presidente, si por entre las dos rayas del ruedo o entre las tablas y la primera raya.
Las rayas, separadas tres metros entre sí, son cosa moderna, del siglo XX. La primera (la más próxima a tablas) aparece como obligatoria en el Reglamento de 1917 (aunque se venía usando esporádicamente con anterioridad); la segunda se impuso reglamentariamente en 1959, a impulso de Domingo Ortega (que la dibujaba en la plaza de su finca para los tentaderos). Como los alguacilillos existen desde mucho antes, la lógica nos dice que la vuelta tras el saludo al presidente no deberá tener en cuenta esas rayas que antes no existían. Además, si la función primigenia de los agentes de la autoridad era expulsar del ruedo a los paisanos, deberían ir pegados a tablas cerciorándose de que no quedaba nadie sin expulsar.
Aparte de usar la lógica (y seguir la costumbre, si es que hay) podemos buscar en los textos escritos para ver si dan respuesta.
El reglamento actual no dice nada al respecto. Se limita a señalar lo siguiente: “Los alguacilillos ejercerán la función, de conformidad con lo dispuesto en el presente Reglamento, así como con la tradición de cada plaza, de despejar el ruedo tras la exhibición del pañuelo blanco por la presidencia del espectáculo y realizar el paseíllo”.
La “Tauromaquia” de Pepe Hillo y la de Guerrita no dicen nada sobre la cuestión específica. El Cossío tampoco dice nada. Diversos tratados, como “Enciclopedia taurina” de Silva Aramburu, tampoco. ¿Encontraremos algo? Sí.
La “Tauromaquia completa” de Paquiro dice: “Hecho el despejo de la plaza y después de colocarse entre barreras los empleados y soldados que deben estar abajo para cuidar que nadie se eche a la plaza y que estén libres los burladeros donde se guarecerán los toreros harán éstos el saludo a las autoridades.”
El Reglamento de la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María de 1880 dice: "Al hacer el presidente la señal para el despejo el público que ocupe el redondel lo abandonará inmediatamente dirigiéndose cada persona a su localidad respectiva y sin que nadie pueda permanecer entre barreras".
Viniendo a nuestros tiempos, Del Moral en “Cómo ver una corrida de toros” dice: “Los alguaciles cruzan el ruedo. Tras saludar destocados al presidente y corresponderles éste en pie, cada uno de ellos recorre junto a las tablas el semicírculo que separa el lugar donde saludaron de la puerta de cuadrillas.”
Fernández Román, en “Los toros contados con sencillez” dice. “Simulado el despejo los alguaciles rinden pleitesía a la suprema autoridad del espectáculo, el presidente. Después se van en busca de los toreros. En Madrid, si es corrida de toros, recorren el perímetro del redondel, junto a la barrera, en sentidos contrarios, hasta encontrarse en la puerta de cuadrillas; si se trata de novillada los alguaciles cruzarán el ruedo cabalgando uno junto a otro”.
Por último, Santi Ortiz en “El arte de ver toros” dice: “Dos caballeros cruzarán por el centro del ruedo hasta llegar bajo el palco de la presidencia. Son los alguacilillos realizando el despejo. Realizado el simulacro y tras saludar al usía, volverán a la puerta de cuadrillas circunvalando el ruedo al hilo de las tablas: cada uno por un lado si es corrida de toros; los dos juntos en caso de novillada”.
Consideramos, así, resuelta la cuestión planteada por el amigo arriba referido.
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