El 19 de marzo de 1922 se coloca la primera piedra de la Plaza de Las Ventas.
Las Ventas, con una superficie total de ochocientos mil metros cuadrados, iba a costar doce millones de pesetas de la época (cuatro y medio más de lo que se pensó en un principio) y sustituiría a la vieja plaza madrileña que había existido desde 1874.
Entre los años 1913 y 1920 la Fiesta Nacional adquiere tal auge, que en Madrid la plaza de la carretera de Aragón se queda pequeña para todos los espectadores que quieren asistir al espectáculo. A Jose Gómez, "Joselito", se le ocurre la idea de construir una plaza de toros monumental para que nadie se quede sin ver este espectáculo. Así se lo comunica a su amigo y arquitecto José Espeliú, quien pone en marcha el proyecto. La familia Jardón cede los terrenos a la Diputación Provincial madrileña con la condición de que se les permita explotar el coso durante cincuenta años y, una vez pasados éstos, con derecho a una nueva opción.
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