lunes, 14 de septiembre de 2020

Toro bravo y ecología: ¿crédito o huella?

He leído un artículo interesante y lo traigo aquí resumido.

Debemos hacernos dos preguntas. La primera es: ¿Ha calculado el Gobierno la huella ecológica y la aportación al crédito ecológico del toro bravo en España? La segunda es: ¿Cuánto dinero corresponde a los ganaderos de bravo de los 7.200.000.000 euros que los Presupuestos Generales del Estado destinan al Ministerio de Transición Ecológica, por su aportación gratuita histórica y su constante inversión en producir huella ecológica positiva y un porcentaje muy alto al crédito ecológico anual de España?

Hace dos años, cinco entidades de Extremadura, Andalucía y Madrid crearon un grupo operativo llamado Go Haz-Ibérico con el objetivo de poner en valor los beneficios medioambientales y económicos de la crianza del cerdo ibérico. Lograron financiación del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural y del Ministerio de Agricultura español. Este trabajo comenzará pronto a dar sus frutos pues se realiza para describir científicamente la aportación de la crianza del ibérico como economía sostenible. Huella ecológica, crédito ecológico, déficit o excedente ecológico son conceptos que se cuantifican en unas fórmulas matemáticas que los criadores de ibérico usarán para rentabilizar la crianza del cerdo ibérico.

Siendo el cerdo un animal ecológico, su distancia con la aportación del toro bravo es kilométrica. El cerdo y su aportación conservacionista es más temporal que la del toro de lidia, pues la montanera de bellota sucede una vez al año, mientras que el manejo del toro implica una estructura anual y más que anual.

La huella ecológica es la demanda de recursos necesarios para un manejo (alimentación, sanidad, desarrollo…). La del toro de lidia es la menor de todas. Al exigir pocos recursos en una extensión grande, la ganadería de bravo multiplica los recursos ecológicos disponibles de la finca. La mayoría de las explotaciones intensivas tienen déficit ecológico, ya que consumen más recursos de los que producen, mientras que la dehesa logra un superávit ecológico que aún no se ha cuantificado.

El excedente de recursos medio ambientales de la dehesa se invierte en el crédito ecológico general del país. Las instituciones españolas, en este caso el Ministerio de Transición Ecológica, saben cuándo se consume ese crédito y se entra en el déficit ecológico. El año pasado España en el mes de mayo consumió su crédito y entró en déficit. La cuestión es cuánto aporta la crianza de bravo matemáticamente al crédito ecológico nacional y qué parte de la huella ecológica de España está siendo financiada por el toro bravo. O sea, ¿qué aportación, en números, tiene en la detención del efecto invernadero o de los efectos del calentamiento global?.

El toro bravo es el agente ecológico activo más positivo de España, en producción de recursos ecológicos, en aportación al crédito ecológico y en producción sostenible. Invertir en un trabajo de campo similar al que están haciendo los criadores de ibérico es el primer paso para que la sociedad española sepa la realidad.

Sin el toro bravo nuestro crédito ecológico nacional sería menor. Basta con analizar la huella ecológica y la magnitud de recursos ecológicos que tienen las comunidades de Extremadura, las dos Castillas y algunas provincias de Andalucía para saber que la dehesa y el toro son los motores de la ecología y biodiversidad de España. El toro ha de cobrar por ello y el ganadero debe ser reconocido como el primer gran ecologista de España y de Europa.

(El artículo se publicó en Mundotoro).