¿Queréis saber qué es asomarse al balcón?
El banderillero José Chacón os lo explica en esta imagen.
¿Queréis saber qué es asomarse al balcón?
El banderillero José Chacón os lo explica en esta imagen.
El toro en la protohistoria: veamos estas dos estatuillas esquemáticas en arcilla, halladas en Tell Uqair (Irak).
Pertenecen culturalmente al período de El Obeid (5000-3500 aC.), en el que el culto al toro fue predominante. Las estatuillas pudieron utilizarse como exvotos.
Se conservan en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid).
Una muestra más de la devoción de los iberos por la figura del toro la encontramos en el yacimiento arqueológico de la llamada precisamente necrópolis del Toro, que está en Alcubillas (Ciudad Real) y se fecha en el siglo V aC.
Allí aparecieron fragmentos de estatuas de animales como felinos y el toro que le da nombre. Se supone que la estatua del toro coronaba un monumento funerario.
El toro, por ser animal fiero, se ponía en las tumbas como guardián, al igual que un león o un lobo. Indicaba que si alguien profanaba la tumba sufriría las consecuencias del ataque de dicho guardián.
En México hay numerosos personajes taurinos pero intentemos una síntesis aproximada de su Tauromaquia.
En 1907, viene de México, con 22 años, un torero peculiar: Vicente Segura. En España, su carácter, su persona y su fortuna tuvieron buena acogida en las novilladas en que participó. Confirmó la alternativa el 6/6/1907 en Madrid con Fuentes y Bombita y toros de Moreno Santamaría. Fue empresario de la Plaza El Toreo y tuvo alguna reaparición fugaz. Su característica principal era el valor. Sus discípulos más inmediatos son Luis Freg y Juan Silveti.
Pero antes nos visita Rodolfo Gaona y Jiménez. Gaona nace en León de las Aldabas en 1888. Es casi un niño cuando el banderillero español Saturnino Frutos Ojitos crea una escuela taurina en dicha localidad. Ojitos lo presenta de becerrista en la plaza de México en 1905. Llega a España en febrero de 1908 acompañado de Ojitos como mentor y apoderado. En Tetuán de las Victorias toma la alternativa el 31/5/1908, actuando de padrino y testigo Manuel Lara Jerezano con toros de Peñalver. La actuación del torero mexicano es un éxito que repite con cuatro toros el 28 de junio como único espada. Confirma la alternativa el 5 de julio de manos de Juan Sal Saleri y Tomás Alarcón Mazzantinito con reses de Juan González Nandín. Crece con la llegada del apolíneo Joselito y del dionisiaco Belmonte. Solo Gaona y Rafael El Gallo mantienen su cotización ante los dos colosos. Es el máximo impulsor de la torería clásica mejicana y abre las puertas a las posibilidades de otros países taurinos que irán aportando figuras a escalafones más cosmopolitas. Es también la primerísima figura del toreo no nacida en España y enriquece el repertorio de capote al inventar la gaonera. La llamada Fiesta Nacional, afortunadamente, pasa a ser casi multinacional.
Los hermanos Freg son los primeros en seguir la estela de Gaona. El más destacado es Luis. Toma la alternativa el 26/10/1910 en El Toreo de manos de Lagartijillo Chico con toros de Piedras Negras. En la confirmación en Madrid el 24/9/1911 no estuvo bien al resentirse de una cogida, pero en su país lo solicitan las empresas. Vuelve a España. Los muchos percances demuestran las carencias de Luis. Hace el paseíllo entre 25 y 40 tardes durante quince temporadas. Murió a los 46 años al accidentarse el barco en el que viajaba.
Juan Silveti toma la alternativa en Barcelona el 12/6/1916 de manos de Luis Freg. El 17/6/1917 la confirma de manos de Rafael El Gallo, con Cocherito de Bilbao y Pacomio Peribáñez de testigos. Torero de valor extremo que torea mucho más en México que en los ruedos españoles pero es el primer torero foráneo que inicia una dinastía de toreros.
Nueve años después comienza la edad de oro del toreo mejicano con tres espadas fundamentales en la línea de Gaona. Pepe Ortiz, con alternativa en 1925, es un torero alegre y vistoso, creador de la «orticina», que además interpreta varias películas de temática taurina.
En 1927 toma la alternativa Fermín Espinosa Armillita, considerado el mejor torero mexicano de todos los tiempos.
Es un lidiador completo que llega a encabezar el escalafón español en 1935. Era el Joselito mexicano. Los convenios taurinos hispano-mexicanos paralizan mucho su presencia en España.
Jesús Solórzano toma la alternativa el 15/12/1929 de manos de Félix Rodríguez. Torero de inspiración, gusto y calidad pero de escasa regularidad. La inventiva de Ortiz, la maestría de Armillita y la inspiración de Solórzano son decisivas en la evolución del toreo de Gaona y del toreo mexicano.
Se les unen en los años treinta Alberto Balderas y David Liceaga. Lorenzo Garza y Luis Castro El Soldado toman parte en varias novilladas en Madrid que los lanzan a figuras indiscutibles. También coinciden en el tiempo Heriberto García, Fermín Rivera, El Calesero y los hermanos Pérez: Carmelo y Silverio.
Carmelo apunta hacia la mano muy baja y la despaciosidad, pero muere a los 23 años de una cornada mal controlada; su hermano Silverio, el gran Silverio Pérez, «el de la muleta perezosa», poco después consigue el sueño de Carmelo. Es el torero más querido del pueblo mexicano.
El 11/6/1903 nace Sydney Franklin en Nueva York. Visita México, presencia una corrida y se le despierta la afición. Torea novilladas por ruedos españoles. Toma su alternativa a los 42 años en Madrid el 18/7/1945 de manos de El Estudiante y Morenito de Talavera de testigo, con toros de Sánchez Fabrés. En Estados Unidos da conferencias, firma películas y documentales divulgando la Tauromaquia y se hace amigo de Hemingway. Potencia el interés tauromáquico en Hollywood. Varias figuras del toreo azteca alternan en ruedos y en pantallas. James Dean llega a plantearse ser torero profesional. Para el actor, el capote que le regaló Sydney Franklin era una reliquia.
Mientras la posguerra española, en México siguen arriba casi todos los toreros de su mejor época con un toro casi ideal. Se van incorporando Arruza, de padres españoles, Cañitas, Antonio Velázquez, Manuel Capetillo, Jesús Córdoba, nacido en Estados Unidos, o Luis Procuna, protagonista de “Torero”, una de las mejores películas taurinas. Los miedos del imprevisible Luis Procuna le hacen torear mucho por alto, pero a los pases aéreos le imprime una cadencia y mando desconocidos.
De todos ellos, en España sólo Arruza se encumbra y aguanta el tirón de las figuras españolas. A figuras de los años cuarenta se incorporan nombres sonoros en los años 50. Jaime Bravo, Joselito Huerta, El Ranchero, Alfredo Leal y los primeros toreros de dinastía como el nuevo Juan Silveti o Anselmo Liceaga. La evolución de los escalafones mexicanos va siendo casi paralela a los escalafones españoles. Joaquín Bernadó, que toma la alternativa el 4/3/1956, es el lidiador que más veces hizo el paseíllo en ruedos mexicanos en todo el siglo XX.
En toman la alternativa dos de los toreros aztecas más emblemáticos: Eloy Cavazos y Manolo Martínez. Cavazos, en la línea festiva y colorista de su paisano Pepe Ortiz, es uno de los tres o cuatro toreros que han participado en más corridas a lo largo de sus 45 temporadas como matador de toros en activo.
Manolo Martínez hace el toreo más españolizado, tal vez por el asesoramiento de Pepe Alameda, exiliado en México y cuñado de Domingo Ortega. Los dos tienen cartel en España pero coinciden con Camino, El Viti y El Cordobés o Rafael de Paula.
A partir de los años 70 se nutren los escalafones superiores de México y España con toreros de dinastía como Curro Rivera o Manolo Arruza. Con renovados e interesantes Armillitas, Silvetis, Leales, Liceagas o Solórzanos.
También hay figuras sin esos antecedentes dinásticos como Mariano Ramos, Antonio Lomelín, Jorge Gutiérrez, Manolo Mejía o Zotoluco, que complementan los carteles más atractivos…, pero a distancia de los mejores momentos de ambas orillas atlánticas.
Voy a poner una cuantas fotos taurinas de Lucien Roisin, postalista francés afincado en España desde 1912 hasta 1943. Pertenecen a dos series conservadas en la Biblioteca Nacional de España. Vamos con a primera, "Valencia II en un pase de rodillas":
La segunda es "Media verónica de Pablo Lalanda".
Tercera foto: "Banderillas de Gallito". El escenario es la Monumental de Sevilla, plaza cuya construcción tanto alentó Joselito.
Cuarta foto: "Molinete de Chicuelo".
Quinta foto: "Un adorno de Belmonte".
Sexta foto de la serie de Lucien Roisin: "Belmonte después de una estocada". Es la última que pongo de la primera serie.
Veamos ahora la segunda serie de fotos taurinas de Lucien Roisin depositadas en la Biblioteca Nacional de España: "Una verónica de Gitanilllo de Triana".
Va la segunda foto de la segunda serie: "Bienvenida en un par de banderillas". No se trata de Antonio Bienvenida sino de su padre, el Papa Negro.
Tercera foto: "Pase de rodillas de Algabeño".
Cuarta foto: "Pase de pecho de Cagancho".
Aquí va la última foto que de Lucien Roisin voy a publicar: "Pase afarolado de Belmonte".
Las fotos taurinas de este postalista francés que hay en la Biblioteca Nacional de España son en total veintiuna; catorce en la primera serie y siete en la segunda. He publicado aquí sólo las que se refieren a toreros de nombre conocido pues las demás se refieren a toreros sin identificar. Sin embargo, hay que advertir que Roisin no era fotógrafo taurino. Vivió en Barcelona, donde regentó una tienda-taller de postales de temática variada.
Plaza torera,
placita pueblerina,
yedra y solera.
Mulerito, Contreras
o El Gastoreño
sueñan con Jesulines
de oro y sueño.
¿Verdad, Galloso?
¡Qué faena tan grande,
qué chico el coso!
Piedra y recuerdo,
esta plaza de toros
donde me pierdo.
Piedra y olvido,
esta plaza con nombre
y con apellido.
Plaza de piedra,
la placita serrana
de Villaluenga.
𝐴𝑛𝑡𝑜𝑛𝑖𝑜 𝑀𝑢𝑟𝑐𝑖𝑎𝑛𝑜
Alguacilillo.
Picasso regaló a José Bergamín este dibujo a tinta china para que lo incorporara a su libro "El arte de birlibirloque".
El novelista Benito Pérez Galdós dijo: "Subsistirán, pues, las corridas de toros mientras exista en el alma española esta apreciación del color y esta propensión a la alegría... Se puede decir que el día que no haya toros, los españoles tendrán que inventarlos".
Veamos un detalle del plano elaborado por Antonio Espinosa de los Monteros en 1769, que recoge las reformas llevadas a cabo en Madrid por Carlos III bajo el patrocinio del Conde de Aranda.
La puerta de Alcalá se ha trasladado hacia fuera con nueva construcción y en su proximidad, fuera de la cerca, se ha levantado una gran plaza de toros. Esta fue la primera plaza de toros permanente de Madrid. En 1743 se construyó una plaza de toros de madera en el mismo lugar donde anteriormente se ejecutaban las sentencias del Santo Oficio. En 1754 se inauguró la plaza de toros que sustituía a la anterior, realizada en piedra y encalada, según proyecto de Ventura Rodríguez y Fernando Moradillo.
Este plano, llamado Plano Topográfico de la Villa y Corte de Madrid, muestra cómo por el norte continúa creciendo la zona entre Alcalá y los Agustinos Recoletos, donde aparece ahora el Pósito, además de la ya citada plaza de toros y la nueva puerta de Alcalá, proyectada, en su nuevo emplazamiento, con una glorieta y paseos.
En el Museo de Historia de Madrid se conserva una maqueta de 1830 que reproduce la plaza de la que hablamos. Se ve claramente su situación respecto a la Puerta de Alcalá y cómo la actual calle de Serrano sigue la línea entonces marcada por la cerca.
Esta plaza de toros se cerró en 1874, por los deseos del Marqués de Salamanca de permutar terrenos para construir su famoso barrio. Ese mismo año se inaugura la nueva plaza de toros, obra de Emilio Rodríguez Ayuso y Lorenzo Álvarez Capra, junto al foso del ensanche, según tratos que venían desde dos años atrás. Fue uno de los primeros edificios en el entorno del Retiro por la prolongación de la calle de Alcalá. Esta nueva plaza se construyó en ladrillo, imitando el mudéjar toledano, estilo que tendría un enorme éxito e hizo fortuna en muchísimas plazas de toros posteriores.
En el primer tercio de siglo XX fue clausurada nueva plaza de toros, que sustituyó a la de la puerta de Alcalá, pues ya por los años veinte se empezó a considerar que se quedaba pequeña la plaza nueva y que había que pensar en una con mayor capacidad. En 1931 se inauguraba la de las Ventas, de nuevo siguiendo la calle de Alcalá, que daría lugar a la clausura de la anterior. El cierre de la plaza de toros de 1874 liberó unos terrenos que andando el tiempo se dedicarían, en 1958, a sede del Palacio de los Deportes de Madrid.
Eduardo Arroyo pintó este cuadro en 2017, al cumplir ochenta años de edad.
Acaba la temporada taurina de 2023. Finalmente se han registrado los datos de184 matadores, de los cuales 123 han actuado en más de una corrida. ¿Son muchos o son pocos? ¿Son datos indicativos de la salud de la Fiesta? Todo es relativo pero podemos coger algún punto de referencia.
Si nos vamos a 1915, en plena Edad de Oro del toreo con Joselito y Belmonte rivalizando en la cumbre, el crítico Gregorio Corrochano se quejaba entonces de la turbamulta de toreros de tercera categoría, porque el escalafón registraba la "alarmante cifra" de 36 matadores.
La plaza de toros de San Martín del Castañar (Salamanca, España) es una de las plazas más antiguas de España.
Algunas fuentes dicen que es la segunda. Está situada en el Patio de Armas del Castillo de San Martín del Castañar (S. XV).
El ganadero José Carvajal, onubense, fue un verdadero visionario, además de uno de los primeros ganaderos que empezó a preocuparse de verdad por la importancia de la selección en las tientas para el futuro de la ganadería y del toreo.
Carvajal poseía dos fincas en Zalamea la Real, llamadas "Las Navas" y "El Baquillo". Se hizo ganadero en 1885 comprando vacas y dos sementales a los Hermanos Arribas (de Guillena), que poseían una ganadería vazqueña.
Posteriormente, en 1896, se hizo con una punta de vacas y un semental de la célebre ganadería de Eduardo Ibarra, de puro origen Vistahermosa. Deslumbrado por la bravura ibarreña, Carvajal decidió cruzar ambas líneas, lo que supuso el primer cruce en la Historia entre ambas castas.
Tras cruzar, siguió echando lo puro Ibarra a lo cruzado, lo que provocó finalmente la absorción de la sangre vazqueña de Arribas y la creación de una gran ganadería, que, según cuentan, tenía la capacidad de ir a más.
Sin embargo, cuando la ganadería se encontraba en su mejor momento y a punto de dar el salto a la cumbre, tras la muerte de su hijo don José decidió venderla. Se la rifaron entre muchos compradores, sabedores de que era oro lo que allí había. Fue finalmente el Marqués de Villamarta quien, a pesar de haber dado ya por cerrada la adquisición de ganado para su nueva vacada dos años antes, no dudó en comprarla entera en 1919, viajando las quinientas cabezas de ganado desde Zalamea hasta Jerez.
Con el ganado de Carvajal la ganadería del Marqués de Villamarta dio un gran salto de calidad y se acabó colocando en primera fila. También en Villamarta hay ascendencia vazqueña procedente de las vacas de Medina Garvey y de Otaolaurruchi que incluyó en su lote, pero la mayor ascendencia viene de Carvajal, pues de esta línea sacó la mayor parte de los sementales.
Por su parte, el ganadero Rincón formó su ganadería con reses de González Nandín (vazqueño puro) y también con reses de su vecino José Carvajal (pues Rincón tenía su ganadería en Zufre). A ellas echó sementales de Fernando Parladé y, tras cruzar, siguió echando puro Parladé a lo cruzado. Por tanto, la ganadería de Rincón acabó siendo mayoritariamente Parladé (puro Vistahermosa) con un toque de todo lo vazqueño anterior.
Resulta que lo de Rincón, por un lado, y parte de Villamarta, por otro, acabaron en Carlos Núñez, que, así, reunió dos herencias vazqueñas; de ahí viene la variedad de capas en el encaste Núñez.
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En la Corrida Magallánica sanluqueña de 2023, Antonio Ferrera, para brindar, salta la barrera con muleta y espada, sube por todo el tendido, molestando al público, y llega al balconcillo donde está El Mangui.
Se trata de una acción reprobable (que ya le hemos visto antes), más propia de una charlotada que de un espectáculo serio. Hasta para brindar al Rey hay que hacerlo desde la arena.
Plantas asentadas de Rafael de Paula al trazar una verónica.
Plantas asentadas de Curro Romero al dibujar un derechazo.