miércoles, 14 de febrero de 2024

El toreo mejicano en el siglo XX

En México hay numerosos personajes taurinos pero intentemos una síntesis aproximada de su Tauromaquia.

El todavía toreo mexicano del siglo XIX se cierra con el fallecimiento del polifacético Ponciano Diaz en el año 1897. Polifacético porque toreaba a pie y a caballo, hizo de empresario, fue descubridor y mecenas de toreros mexicanos y fue protector de toreros españoles. Sus características más sobresalientes eran su gallardía y sus conocimientos del ganado bravo al haber nacido en una hacienda con reses de lidia. Es verdad que estuvo lejos de la categoría de los lidiadores españoles en cualquiera de las facetas que experimentó. A mi entender su actividad y trayectoria se asemeja más a la del también polifacético y contemporáneo suyo José Bayard y Cortés Badila, picador español, que de vez en cuando rejoneaba, toreaba a pie y llegó a cantar zarzuelas. El célebre Badila había venido al mundo en Tarragona y era hijo de padre francés y madre catalana. Los dos nacieron en 1858 y murieron jóvenes, a los 39 y 48 años respectivamente.

En 1907, viene de México, con 22 años, un torero peculiar: Vicente Segura. En España, su carácter, su persona y su fortuna tuvieron buena acogida en las novilladas en que participó. Confirmó la alternativa el 6/6/1907 en Madrid con Fuentes y Bombita y toros de Moreno Santamaría. Fue empresario de la Plaza El Toreo y tuvo alguna reaparición fugaz. Su característica principal era el valor. Sus discípulos más inmediatos son Luis Freg y Juan Silveti.

Pero antes nos visita Rodolfo Gaona y Jiménez. Gaona nace en León de las Aldabas en 1888. Es casi un niño cuando el banderillero español Saturnino Frutos Ojitos crea una escuela taurina en dicha localidad. Ojitos lo presenta de becerrista en la plaza de México en 1905. Llega a España en febrero de 1908 acompañado de Ojitos como mentor y apoderado. En Tetuán de las Victorias toma la alternativa el 31/5/1908, actuando de padrino y testigo Manuel Lara Jerezano con toros de Peñalver. La actuación del torero mexicano es un éxito que repite con cuatro toros el 28 de junio como único espada. Confirma la alternativa el 5 de julio de manos de Juan Sal Saleri y Tomás Alarcón Mazzantinito con reses de Juan González Nandín. Crece con la llegada del apolíneo Joselito y del dionisiaco Belmonte. Solo Gaona y Rafael El Gallo mantienen su cotización ante los dos colosos. Es el máximo impulsor de la torería clásica mejicana y abre las puertas a las posibilidades de otros países taurinos que irán aportando figuras a escalafones más cosmopolitas. Es también la primerísima figura del toreo no nacida en España y enriquece el repertorio de capote al inventar la gaonera. La llamada Fiesta Nacional, afortunadamente, pasa a ser casi multinacional. 

Los hermanos Freg son los primeros en seguir la estela de Gaona. El más destacado es Luis. Toma la alternativa el 26/10/1910 en El Toreo de manos de Lagartijillo Chico con toros de Piedras Negras. En la confirmación en Madrid el 24/9/1911 no estuvo bien al resentirse de una cogida, pero en su país lo solicitan las empresas. Vuelve a España. Los muchos percances demuestran las carencias de Luis. Hace el paseíllo entre 25 y 40 tardes durante quince temporadas. Murió a los 46 años al accidentarse el barco en el que viajaba. 

Juan Silveti toma la alternativa en Barcelona el 12/6/1916 de manos de Luis Freg. El 17/6/1917 la confirma de manos de Rafael El Gallo, con Cocherito de Bilbao y Pacomio Peribáñez de testigos. Torero de valor extremo que torea mucho más en México que en los ruedos españoles pero es el primer torero foráneo que inicia una dinastía de toreros.

Nueve años después comienza la edad de oro del toreo mejicano con tres espadas fundamentales en la línea de Gaona. Pepe Ortiz, con alternativa en 1925, es un torero alegre y vistoso, creador de la «orticina», que además interpreta varias películas de temática taurina.

En 1927 toma la alternativa Fermín Espinosa Armillita, considerado el mejor torero mexicano de todos los tiempos.

Es un lidiador completo que llega a encabezar el escalafón español en 1935. Era el Joselito mexicano. Los convenios taurinos hispano-mexicanos paralizan mucho su presencia en España. 

Jesús Solórzano toma la alternativa el 15/12/1929 de manos de Félix Rodríguez. Torero de inspiración, gusto y calidad pero de escasa regularidad. La inventiva de Ortiz, la maestría de Armillita y la inspiración de Solórzano son decisivas en la evolución del toreo de Gaona y del toreo mexicano.

Se les unen en los años treinta Alberto Balderas y David Liceaga. Lorenzo Garza y Luis Castro El Soldado toman parte en varias novilladas en Madrid que los lanzan a figuras indiscutibles. También coinciden en el tiempo Heriberto García, Fermín Rivera, El Calesero y los hermanos Pérez: Carmelo y Silverio. 

Carmelo apunta hacia la mano muy baja y la despaciosidad, pero muere a los 23 años de una cornada mal controlada; su hermano Silverio, el gran Silverio Pérez, «el de la muleta perezosa», poco después consigue el sueño de Carmelo. Es el torero más querido del pueblo mexicano. 

El 11/6/1903 nace Sydney Franklin en Nueva York. Visita México, presencia una corrida y se le despierta la afición. Torea novilladas por ruedos españoles. Toma su alternativa a los 42 años en Madrid el 18/7/1945 de manos de El Estudiante y Morenito de Talavera de testigo, con toros de Sánchez Fabrés. En Estados Unidos da conferencias, firma películas y documentales divulgando la Tauromaquia y se hace amigo de Hemingway. Potencia el interés tauromáquico en Hollywood. Varias figuras del toreo azteca alternan en ruedos y en pantallas. James Dean llega a plantearse ser torero profesional. Para el actor, el capote que le regaló Sydney Franklin era una reliquia.

Mientras la posguerra española, en México siguen arriba casi todos los toreros de su mejor época con un toro casi ideal. Se van incorporando Arruza, de padres españoles, Cañitas, Antonio Velázquez, Manuel Capetillo, Jesús Córdoba, nacido en Estados Unidos, o Luis Procuna, protagonista de “Torero”, una de las mejores películas taurinas. Los miedos del imprevisible Luis Procuna le hacen torear mucho por alto, pero a los pases aéreos le imprime una cadencia y mando desconocidos.

De todos ellos, en España sólo Arruza se encumbra y aguanta el tirón de las figuras españolas. A figuras de los años cuarenta se incorporan nombres sonoros en los años 50. Jaime Bravo, Joselito Huerta, El Ranchero, Alfredo Leal y los primeros toreros de dinastía como el nuevo Juan Silveti o Anselmo Liceaga. La evolución de los escalafones mexicanos va siendo casi paralela a los escalafones españoles. Joaquín Bernadó, que toma la alternativa el 4/3/1956, es el lidiador que más veces hizo el paseíllo en ruedos mexicanos en todo el siglo XX.

En toman la alternativa dos de los toreros aztecas más emblemáticos: Eloy Cavazos y Manolo Martínez. Cavazos, en la línea festiva y colorista de su paisano Pepe Ortiz, es uno de los tres o cuatro toreros que han participado en más corridas a lo largo de sus 45 temporadas como matador de toros en activo.

Manolo Martínez hace el toreo más españolizado, tal vez por el asesoramiento de Pepe Alameda, exiliado en México y cuñado de Domingo Ortega. Los dos tienen cartel en España pero coinciden con Camino, El Viti y El Cordobés o Rafael de Paula.

A partir de los años 70 se nutren los escalafones superiores de México y España con toreros de dinastía como Curro Rivera o Manolo Arruza. Con renovados e interesantes Armillitas, Silvetis, Leales, Liceagas o Solórzanos.

También hay figuras sin esos antecedentes dinásticos como Mariano Ramos, Antonio Lomelín, Jorge Gutiérrez, Manolo Mejía o Zotoluco, que complementan los carteles más atractivos…, pero a distancia de los mejores momentos de ambas orillas atlánticas.