jueves, 23 de febrero de 2017

La tienta

La tienta es una de las más importantes labores de todas las que se hacen en una ganadería brava. Su misión es seleccionar las vacas, escogiendo las que muestran bravura suficiente para ser madres.

La faena se realiza en la plaza de tientas que suele haber siempre en la finca. Esta plaza o lugar se llama tentadero, aunque, por metonimia, se suele usar indistintamente el término "tienta" o el de "tentadero" para referirse al acto de tentar. La plaza o tentadero es un auténtico laboratorio de la bravura. Mediante la operación de tentar se ha conseguido a lo largo de los años la evolución de la bravura en la cabaña brava.

Una operación de tienta contiene tres pruebas a las que se somete a la vaca: el capote, el caballo y la muleta. En la tienta, el torero no debe torear para lucirse él, sino que debe ayudar al ganadero a ver mejor cómo es el animal. Tampoco se pretende lucir a la vaca; lo que se busca es ver tanto las virtudes como los defectos que tiene para una calificación más acertada por parte del ganadero.

Las notas de tienta se apuntan sobre la marcha, desde el palco del ganadero, el cual manejará unos criterios de calificación, que suele aplicar en todas las tientas. Estos criterios son cambiantes con el paso del tiempo; hoy no se pide a una vaca lo mismo que se le pedía hace cien años, porque el aficionado de la plaza pide cosas distintas. También son diferentes según cada ganadero y, de esta manera, se va consiguiendo que cada ganadería vaya forjando su personalidad, arreglo a lo que su ganadero exige en la tienta; así, mientras un ganadero ordena llevar la vaca al caballo ocho o diez veces, otro se conforma con menos. La mayoría utiliza criterios de notas tradicionales pero últimamente existe una sistematización científica de valoración de la bravura elaborada por los doctores Almenara y García González.



Una característica es la privacidad de los datos de calificación. El ganadero no suele decir cómo ha calificado a una becerra. Tras la tienta, comentará con el mayoral y decidirá qué vaca es seleccionada y cuál es desechada. Las vacas no seleccionadas serán destinadas al matadero o a la lidia en las calles, pero nunca a la reproducción.

Algunas ganaderías hacen una retienta de vacas viejas, que consiste en volver a tentar una vaca que se aprobó hace diez o quince años para mejor ver cómo pueden ser sus productos a la hora de calificarlos como futuros reproductores. En una retienta, cuanto más viejas sean las vacas mejor porque así hace más tiempo que se han tentado y se acuerdan menos. Algunos ganaderos hacen la retienta en campo abierto; los vaqueros separan la vaca del resto de la manada y ahí está el torero preparado para meterle el capote y después la muleta y comprobar si embisten al engaño o al cuerpo. Si lo hacen al capote es que se han olvidado de su primer tentadero; si lo hacen al cuerpo es que, pese a su edad, gozan de buena memoria y entonces hay que buscar otra más desmemoriada. Para el torero supone una sensación especial porque el son de la embestida de estas grandes vacas es muy parecido al del toro, por el ritmo y el volumen.



También existe la tienta de machos, que se utiliza para elegir un semental dentro de un grupo pequeño de machos seleccionados por sus antecedentes genealógicos o rehata. Consiste sólo en hacerlos ir al caballo de picar. Se puede hacer a campo abierto o en la plaza. Cuando se ve que uno es bueno se decide hacer la retienta de machos, que es torearlo con capote y muleta para ver todas sus potencialidades; a eso se llama quemarlo, porque después no podrá ser toreado más (ya que habrá aprendido). Si es aprobado irá para semental; si no, al matadero.



Para acabar, la importantísima labor en una ganadería brava que es la tienta se suele hacer en intimidad, con sólo las personas necesarias y en el mayor silencio posible. Ser testigo de una tienta es un regalo para todo aficionado y no se alcanza todos los días.



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Manuel Losada 1: Plaza de San Antón en Bilbao




martes, 21 de febrero de 2017

2016: más festejos populares en la Comunidad Valenciana

Los “bous al carrer” de la Comunidad Valenciana han vuelto a batir un nuevo récord. En la Comunidad Valenciana, durante el año 2016 se ha producido un incremento del 13% sobre los festejos realizados el año anterior. Esto ha sido a pesar de las prohibiciones impuestas en algunos ayuntamientos gobernados por Compromís, PSOE y Podemos para no permitir festejos taurinos o algunas de sus modalidades.

En 2016 se han celebrado 8.937 festejos, 695 más que los 8.242 realizados en 2015, que ya fue una cifra histórica a pesar de las prohibiciones que sufrieron algunos municipios. Solo durante el mes de agosto en la Comunidad Valenciana se realizaron más de 3.500 festejos de Bous al Carrer.

Castellón sigue siendo la provincia de la Comunidad Valenciana, y de España, que más festejos de este tipo realiza, con 4.688 (frente a los 4.035 de 2015), seguida de Valencia con 3.188 (73 más que en 2015); en Alicante, sin embargo, se ha producido un ligero descenso en 2016, con 1.061.

En la provincia de Castellón sólo seis poblaciones (de 135) prescinden de celebrar festejos taurinos populares, y suele ser por falta de espacio para colocar recintos o por no tener apenas vecinos para encargarse de organizarlos.

De los festejos realizados, 1.807 (un 20% de los festejos) corresponden a la modalidad de ‘Toro Embolado’. Lo más realizado es la Suelta de Vaquillas.

La Comunidad Valenciana realiza prácticamente el 50% de todos los festejos populares que tienen lugar en España.

Otro apartado positivo es la disminución de los heridos en un 41%. También se ha reducido el número de fallecidos (2 frente a los 7 de 2015).

Estas cifras las ha hecho oficiales la Generalitat Valenciana, a través de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias.

En la Federación de Peñas de Bous al Carrer de la Comunidad Valenciana han asegurado que “esta cifra refleja el sentir de la sociedad valenciana, del cual se desprende claramente el rechazo hacia las prohibiciones políticas, un impedimento único y totalitario que impide la libertad de los aficionados a disfrutar de la cultura”.



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sábado, 11 de febrero de 2017

En 2016 los espectadores taurinos de Andalucía aumentan

Según el balance del Consejo de Asuntos Taurinos de Andalucía (CATA) para 2016, presentado por el Director General de Interior, Demetrio Pérez, el público de las corridas de toros en Andalucía ha crecido un 4%.

En cifras absolutas, el número de espectadores que presenciaron algún tipo de espectáculo taurino, entre los que se incluyen, además, novilladas, rejoneo, becerradas y festejos populares, fue 956.159 espectadores. De ellos, el 45 por ciento (430.000) fueron a corridas de toros.

En Andalucía se celebraron un total de 654 espectáculos y festejos taurinos en 134 plazas, entre permanentes y portátiles, con 2.916 reses y la intervención de 9.224 profesionales.

Por provincias, destacan los datos de Jaén, que es la que organiza el mayor número de espectáculos taurinos -201-, seguida de Granada -107-, Huelva -76-, Sevilla -71-, Cádiz -70-, Córdoba -56-, Málaga -49- y Almería -24-. Por el contrario, en número de espectadores sobresale Sevilla, con 285.963, debido al mayor número de corridas de toros, seguida de Jaén, con 132.285, Cádiz, con 124.027, y Málaga, con 104.206.

Durante 2016 se instruyeron un total de 98 procedimientos sancionadores por incumplimiento de la normativa taurina en Andalucía, la mayoría de ellas estipuladas de carácter grave, aunque no se llegó a incoar ninguna por infracción muy grave.

En el último año, la instrucción de la Dirección General de Interior de la Junta sobre la ordenación y control administrativo de la celebración de espectáculos taurinos ha propiciado una mayor uniformidad en el desarrollo de las funciones de los equipos gubernativos en las plazas de toros.

Demetrio Pérez ha señalado que el incremento del público asistente a las corridas de toros por segundo año consecutivo indica un mayor interés por los toros, que debe animar a mejorar todos los aspectos relacionados con la organización de las corridas.

martes, 7 de febrero de 2017

¿Niño o cucaracha? ¿Cucaracha o niño?

Se trataba de un debate en un programa de una televisión colombiana sobre la polémica taurinos-antitaurinos. A un lado de la moderadora estaban dos mujeres animalistas, Andrea Padilla, portavoz del grupo Animaanimalis, y Natalia Parra, directora de la plataforma Alto. Al otro lado estaban un profesor de Veterinaria, José Félix Lafaurie, y un torero, Moreno Muñoz.



Padilla aleccionaba con autosuficiencia:

-Que a cada ser vivo se le permita vivir según sus intereses.

La moderadora cuestionó:

-Nunca imaginé que haría esta pregunta, pero entre una cucaracha y un niño, ¿qué haríamos? Si tienes que salvar ¿a quién salvas primero, al niño o a la cucaracha? ¿A la cucaracha?

La respuesta es para escucharla:

-Hay un dilema moral. Ahí hay distintas consideraciones. No puedo dar una respuesta.

La reacción de la moderadora no se hizo esperar:

-Me moriría de susto si usted fuera quien tuviera que decidir sobre mi vida. No soy taurina pero me atemoriza ese modo, que es casi como de Orwell. Casi me voy por defender a estos señores.

Pregunto yo: ¿A qué punto hemos llegado para dar por buena la aberración de no saber si salvar a un niño o a una cucaracha?



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