Después de presenciar una corrida en la Plaza madrileña de Vista Alegre, escribe Max Aub: «No se aburre uno un segundo, son toros para lidiar y los lidian. No es la presencia de la muerte. Es el juego, el arte, la sabiduría, la inteligencia, la fuerza… Entran en juego el valor y la habilidad. ¿Qué más se puede pedir?».
Concluye Max Aub: «¿Espectáculo de países subdesarrollados? Aceptemos que Sevilla sea un poblado inculto, sin historia, sin cultura, por español: ¿también Nimes o Arles?... Los varones de corazón sensible que piden que desaparezcan las corridas de toros no saben de lo que están hablando. Que no les guste el espectáculo no prueba más que una falta de su inteligencia, de una parte de su cerebro. No me gustan las matemáticas –no las entiendo–, no por eso pido que supriman su enseñanza».
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