martes, 26 de marzo de 2024

Joselito y el toreo ligado

Quiero remachar sobre algo que otros ya han explicado pero que no ha calado lo suficiento entre los aficionados al toreo y a la historia del toreo. Se trata de señalar el arranque de un fundamento del toreo moderno. Me guiaré por lo que dicen Paco Aguado y Pepe Alameda. Guerrita dejó por escrito la técnica de lo que se acabaría convirtiendo en el toreo ligado. Sus sucesores Bombita y Machaquito no pueden desarrollarlo por el tipo de toro, más voluminoso, que apareció en su época. Había que esperar a la Edad de Oro.

Joselito ve que hay que hacer algo más que pisar nuevos terrenos y dominar a cualquier tipo de toro. Recuerda la búsqueda guerrista de la prolongación del mando sobre las embestidas y él va a concretarla.

El día 3 de julio de 1914, anunciado en solitario en Madrid con toros de Martínez, en la lidia del segundo se produjo algo que pasó casi desapercibido aunque fue lo que, técnicamente, resultó más trascendente. El crítico Corrochano, sin darle demasiada importancia, lo escribió bien claro: "Joselito empieza solo, tranquilo y cerca, dando tres pases naturales completos que son muy aplaudidos". A esto Pepe Alameda años más tarde lo calificaría como el eslabón entre Guerrita y el toreo moderno.

Alameda sabía que ese intento de toreo en redondo no era aportación de Belmonte y buscó su origen. Así, encontró la película del 3 de julio y vio "los tres pases naturales completos", que además Joselito ya había ejecutado de vez en cuando con anterioridad. Ayudado con la espada, en vez de expulsar la embestida como habitualmente, la recoge y la sujeta; no la deja y espera la siguiente sino que, girando, obliga al toro a volver.

Joselito ha descubierto que los pases de muleta, como las verónicas, pueden enlazarse. Comprueba que, cargando la suerte, el final de un pase puede ser el inicio de otro si se hace doblar hacia dentro al animal.

En aquella primitiva serie ligada no había gran estética pero estaba experimentando un mecanismo técnico objetivo que podía repetirse en manos de otros toreros. No es una cuestión estilística subjetiva sino un recurso técnico de dimensión definitiva, pues abría "un cauce histórico", en palabras de Alameda.

Es verdad que aquel intento de toreo ligado tenía tímidos precedentes. Cayetano Sanz, en la mitad del siglo XIX, ya había esbozado algo parecido pero no tuvo ningún imitador. A finales de ese siglo Fernando el Gallo (padre de Joselito) lo logró alguna vez y también Vicente Pastor.

Joselito no se conforma con ligar los naturales en alguna corrida concreta sino que lo intenta con todo animal que se preste medianamente, convirtiendo esta aportación técnica en la pieza fundamental de sus faenas y en la base de su tauromaquia total.

Sólo le faltaba perfeccionar y esto culminó el año 1917 en Barcelona, ante un saltillo, cuando, según el crítico Don Quijote, "enloqueció al público con tres naturales en redondo, tan prodigiosos que no puede pedirse más".

Joselito ganó en verticalidad, en plástica y en temple (asimilado de Belmonte) y dejó la ligazón preparada para que Chicuelo la llevara a extremos definitivos, con cuatro o cinco series de naturales ligados ante el toro Corchaíto de Graciliano, en Madrid el año 1928.

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