Muchas veces el toreo nos proporciona imágenes artísticas, en las cuales aparece la proporción áurea. Alguien podrá pensar que por esto el toreo es un arte. Veamos dos fotos.
En la primera el concepto básico son dos líneas rectas, una vertical, en este caso Juan Ortega, y otra horizontal, el toro.
La proporción encaja perfectamente en la verticalidad de Ortega. Los vuelos del capote no sobrepasan los límites del rectángulo, así como los pies y las patas del toro entran en la espiral. El mentón encajado en el pecho coincide también con la proporción, así como la línea imaginaria que se puede trazar justo desde la altura en que lleva la mano izquierda, su cintura y el toro.
En la segunda foto Morante de la Puebla está dando, con la muleta, un pase natural. Toro y torero están enmarcados en un rectángulo.
La cabeza del torero, su brazo y el vuelo de la muleta forman parte de una línea espiral que acaba envolviendo la cara del toro y busca terminar en el punto medio entre los ojos de éste, que es adonde se va nuestra vista. La línea de los cuernos y el extremo del destaquillador forman parte de la misma recta horizontal.
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